Piezas modeladas a mano, inspiradas en el barro como expresión visible del estado mental individual.

Cada pieza es única, resultado de una mezcla de arcillas mexicanas e inglesas, quemada a más de 1,200 grados durante varios días. En la superficie se utilizan engobes experimentales producidos por la ceramista con materiales naturales, ligeramente rugosos, como el tezontle, arcillas de distintos orígenes y pigmentos. En el interior se aplican esmaltes transparentes. Al contacto con el fuego los materiales se revelan y la pieza se transmuta en arte.

Piezas diseñadas y producidas por la ceramista en tirajes limitados en la Ciudad de México y Londres.